Los que me siguen en esta serie de crónicas del CDL Madrid, sección Pedagogos, seguramente intuyen enseguida el motivo que me ha llevado a elegir el título de esta entrada. Para los que no lo sepan, la sección de Pedagogos del Colegio lleva un año y medio pugnando por hacerse «ver» y por ende hacerse valer, sin apenas resultados. Ha sido un proceso de intentos reiterados de presentación de ideas, solicitud de acciones, elaboración de documentos y estudios descriptivos de nuestra situación profesional, debates en torno a la vigente estructura de nuestra web colegial y los síntomas que arroja respecto de esa poca entidad profesional de los pedagogos en su Colegio Profesional y las consiguientes secuelas.
Durante ese año y medio, vacaciones aparte, hemos tenido hasta 7 reuniones (no conseguimos la primera hasta casi un año después de iniciar las gestiones) en las que nos han dado largas para avanzar en la elaboración de una web autónoma, y entretanto han desoído nuestras demandas de apoyo institucional para la profesión. Hemos visto cómo en el seno del Colegio la pedagogía era herramienta de trabajo y difusión de ideas al servicio del plan de Formación permanente de los docentes, pero no en manos de los pedagogos, sino de los propios docentes, que han ignorado nuestra presencia en su mismo Colegio Profesional, y cuando hemos reclamado que esos docentes nos deberían haber informado si no consultado, se nos ha dicho que no teníamos ningún derecho a «vetar» actividades docentes por ningún motivo. Hemos visto cómo nuestras aportaciones documentales para publicar en la web eran descartadas, y cómo la línea de contenidos de los llamados «apuntes de Pedagogía» que periódicamente se insertan como encartes especiales en la revista colegial, está en manos de dos colegas, prestigiosos y respetables como los que más, de los cuales uno no es colegiado. Y hemos visto más cosas que no quiero desgranar más.
Hay que señalar sin demora que el proceso no lo pusimos en marcha por iniciativa propia sino por la demanda del propio Colegio a esta servidora, con la petición de «impulsar y potenciar la sección». Luego comprendimos que la verdadera preocupación era lograr que el número de pedagogos colegiados no siguiera menguando, y al contrario, aumentara. A cualquier colega le costaría sólo unos segundos comprender que si su verdadero interés no tenía relación con la situación profesional, nuestra postura inicial y constante de reclamación y defensa de los intereses profesionales debió resultar un efecto nada deseado de la demanda que nos hicieron.
Ahora, como digo, un año y medio después, por fin tenemos una web autónoma, cuyo contenido estrella es el servicio «Encuentra un pedagogo», una criatura nacida de un momento afortunado y feliz en el seno de una de las sesiones del pasado año, precisamente la del mes de junio. El engendro salió de una comparación con las webs de otros colegios profesionales, todos ellos con directorios similares y la gestación ha durado 9 meses. Bueno, ahí está. Sonriente y feliz de haber llegado. ¿Significará su presencia que hemos reflotado un tanto de las profundidades? ¿La tendremos que bautizar? ¿Y quién cree el lector que se ocupará de su crianza? ¿Tal vez los padres de la criatura? Yo me inclino a pensar que no. La criarán sus «padrinos» y crecerá con sus pautas y decisiones, no lo duden.