
OCTUBRE 2022
Después del largo e intenso verano, y transcurridos cuatro meses escasos, los pedagogos del CDL que hemos dado en llamarnos a nosotros mismos “la comisión” estábamos citados de nuevo para vernos las caras.
Por mi parte, con la tarea encomendada bien cumplida desde pocos días después de la reunión anterior, en junio, y con no pocas tribulaciones acerca de los escollos que considero aún en el camino de nuestro objetivo…que es potenciar nuestra titulación, con todas sus variantes profesionales, tanto en el seno del CDL como en el mundo académico y en la sociedad abierta en general.
He de decir que una de las cosas que personalmente me duelen más y me propongo cambiar es que, teniendo el Colegio la responsabilidad de velar por los intereses profesionales de sus colegiados, en el caso de los pedagogos no se percate de la contradicción que supone organizar cursos de formación de todo tipo, cuyos ponentes podríamos ser muchos de nosotros, acudiendo sin dudar a profesionales de otras titulaciones que con demasiada frecuencia ni siquiera están colegiados en el CDL.
Con esta premisa debo añadir ahora un relato: se dio en el curso 2021-2022 un caso particularmente curioso en el contexto de los planes de formación del Colegio, y fue que un curso negociado directamente entre la Junta de Gobierno y la Jefatura Superior de Policía de Madrid, destinado a los candidatos al cargo de COORDINADORES DEL BIENESTAR, no fructificó por falta de demanda. Figuraba en la publicidad del curso un pedagogo que ejercía por aquel entonces el papel teórico de coordinador de la sección, pero los únicos ponentes eran dos miembros del cuerpo de Policía. Las responsabilidades por el fracaso de la convocatoria se hicieron chispas en el aire y cada quien utilizó su propio “paraguas” para no darse por “quemado”. El resultado fue la elaboración de un nuevo curso, esta vez patrocinado directamente por la Junta de Gobierno, que se incluiría en el habitual programa de formación que todos los comienzos de curso el CDL ofrece a los docentes, bajo el título genérico “Universidad de Otoño”, y que son homologados por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.
Pues bien, el nuevo curso destinado a los COORDINADORES DEL BIENESTAR se impartió la semana anterior a la reunión de pedagogos. Yo asistí. Quería saber hasta qué punto lo que se exponía en él nos estaba vetado por incapacidad profesional a los colegiados pedagogos. Entender. Apreciar la calidad del curso. El resultado, es en mi humilde opinión, el que preveía. No estoy en activo, pero apuesto a que cualquier pedagogo que ahora mismo tenga su desempeño en un equipo de Orientación, tanto de enseñanza pública como de privada, habría podido dar la parte correspondiente a cada uno de los ponentes, siempre que se les hubiera “invitado” a hacerlo con la misma antelación que a los ponentes realmente convocados, todos ellos ajenos al CDL, entre los que se encontraba el mismísimo decano del Colegio de Psicólogos. Dado que asistieron más de 40 alumnos, entre los que acudieron presencialmente y los que se conectaron on-line, tal vez el CDL se plantee repetir la experiencia, por exitosa, en la próxima edición de la Universidad de Otoño 2023.
Y ahora ajustaré más el foco de la anécdota, porque hay un detalle a mi entender revelador: durante el descanso de la ponencia del psicólogo citado, hice un comentario “soto voce” al coordinador del curso, pedagogo de la Junta de Gobierno que comanda las reuniones de “la comisión”, con el que me habría de reunir unos días después: mi comentario y su respuesta los puedo transcribir textualmente, porque tengo la suerte (o la desgracia) de poseer una magnífica memoria auditiva. Aquí va mi transcripción:
Yo — ¿puedo decirte algo, con franqueza? —Sí, dime, —me contesta él, —Yo tengo un sueño, como aquél…— añado — y es que esto fuera posible algún día sin que tengamos que recurrir a nadie de fuera.— Lo será, cuando estéis suficientemente preparados— me expresa poniendo sus manos sobre mis hombros, paternalmente.
Me permito poner en negrita la opción 2ª persona de plural que utilizó para referirse a sus colegas pedagogos, entre los que me incluía. No añadí más a ese diálogo. Como dicen en algunos contextos de actualidad…”ahí lo dejo”. Interprete el lector a su criterio.
Otra cosa que hice antes de la reunión fue visitar una Residencia y Centro de Día para Discapacitados Intelectuales severos, que dirige uno de los miembros de “la comisión” de pedagogos a los que yo “recluté” el año pasado. El resultado de mi visita lo expresé en un post de mi blog, titulado “Pedagogía y calidad de vida”, y lo compartí con los compañeros, con la intención de que engrosara el expediente de documentos que unos y otros habían de aportar al objetivo fijado en la 2ª reunión, consistente en la descripción y categorización de los perfiles profesionales de los pedagogos. La reacción de algunos de ellos hacia mi escrito fue muy favorable, y expresaron su deseo de que el Colegio lo publicara en nuestra sección de la web.
Pues bien, una vez en la reunión, al margen de otros puntos que se tocaron y que expondré en otro post, surgió ese asunto, el de la publicación de mi escrito. Se dio la circunstancia de que el protagonista de mi relato, el director y pedagogo de la Residencia, no pudo asistir a la reunión, y tal vez por eso nuestro “comandante de sección” (el mismo que no consideraba que los pedagogos estemos suficientemente preparados para impartir cursos) se atrevió a poner en duda que el éxito y el ambiente que yo describía se debiera a la gestión directiva de nuestro colega, aduciendo que sin duda tendría trabajadores eficientes a su cargo, sin los cuales no sería posible el resultado descrito. No le pareció idóneo publicar el texto en la ubicación sugerida/solicitada (sección de pedagogía de la web colegial) y me remitió al director de la revista-boletín bimensual que se edita para el conjunto de los colegiados… Y van dos…
Afortunadamente, no todo fue mal en la reunión. Se produjeron avances. Y aunque no salió todo como me hubiera gustado, la perspectiva para la siguiente reunión es halagüeña. Parece que por fin han encontrado en el CDL el modo de actualizar los datos de los pedagogos y publicar convenientemente una relación de los interesados en promocionar su trabajo de cara a los posibles usuarios y los docentes interesados, como es frecuente en otros colegios profesionales.
Pero de eso hablaré en mi siguiente post. Hasta entonces, ¡salud!
Deja una respuesta