COMPRENSIÓN LECTORA Y VIDA FAMILIAR

El artículo del Pais comienza con este titular:

Las lecturas escolares sin guía y la falta de diálogo entre padres e hijos, entre las causas del déficit de comprensión lectora. Mi experiencia ya me decía esto mismo cuando publiqué mi libro en 2007.

Allí me refería al hecho de que los alumnos con los que trabajaba en mi despacho, y por extensión, la mayoría de sus compañeros, eran absolutamente remisos a pensar que sus dificultades de ejecución en las tareas diarias, básicamente las matemáticas y la lengua, pero también las ciencias sociales y las naturales, podían resolverse haciendo una lectura que yo llamaba «reflexiva» de sus libros de texto.

Aunque también hube de admitir el obstáculo que demasiadas veces eran estos libros, editados de forma poco respetuosa con las necesidades de comprensión y aprendizaje de los alumnos, y dotados de un lenguaje que no era ni correcto ni pedagógico, la mayoría de los casos los pude abordar para realizar con mis alumnos la experiencia didáctica que se echa en falta en este artículo: la comprensión de textos «no-narrativos», con inclusión de términos técnicos y científicos en un contexto culto.

Cuando acompañaba y guiaba paso a paso en la comprensión de estos textos a mis clientes, lo hacía siempre aludiendo al lenguaje más coloquial que sin duda utilizaban los profesores titulares de sus aulas correspondientes en el colegio, y haciendo que entre aquel lenguaje y el técnico/culto de los libros se trazaran caminos transitables para los alumnos.

Las primeras experiencias siempre eran lentas y cautelosas, con multitud de paradas explicativas, no sólo de los términos técnicos, sino de los conectores lógicos, los referentes culturales, los términos cultos, etc. El gran placer era comprobar cómo esta nueva experiencia les abría a los alumnos un camino de comprensión que pronto se atrevían a transitar sin ayuda y con éxito creciente, pero que además descubrían como una experiencia para el aprendizaje consciente, el que les proporcionaba una autoestima de la que hasta entonces habían carecido.

Aquello era de nuevo Aprender A Leer, por segunda vez, y descubrir, como en la primera vez, un mundo que sus inteligencias abordaban seguras de encontrar algo valioso para sus vidas.

Por eso en mi libro ya hablé de la «lectura reflexiva», y tendré que seguir hablando…

Origen: Por qué no entendemos lo que leemos | Economía | EL PAÍS


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *