Estoy totalmente de acuerdo con el eminente pedagogo Francesco Tonucci. Hace años que lo digo, y hace años que lo publiqué en mi libro: son una muestra de despropósito educativo, de incompetencia de la escuela, de estupidez profesional.
A todos los padres de alumnos a los que se lo digo, para empezar, les parece consolador que me haga cargo de la tediosa convivencia que los deberes imponen en las familias durante las horas de la tarde y los fines de semana en que los niños están esclavos de la escuela, aun en sus casas. Algunos me responden, sin embargo, que les parece bien que los hijos hayan de estudiar y trabajar en casa, para que se hagan responsables, para que puedan superar sus exámenes, en fin…pero todos ellos están finalmente de acuerdo en que preferirían que todo eso fuera posible sin que tuvieran que sacrificar el tiempo de ocio, juegos, compañía familiar, descanso, y a la postre, educación en el hogar.
La falta de diálogo entre padres e hijos se aduce ya como una de las causas de la falta de educación, en un sentido primario, nuclear y básico, de los alumnos. En las edades que se corresponden con los tres últimos cursos de la Primaria, y al menos uno o dos de la Secundaria, los alumnos están entregados durante la mayor parte de su tiempo diario a la tarea escolar. No sólo pasan sus 6 o 7 horas en la escuela, sino que luego, en casa, han de destinar una o dos horas más a hacer sus deberes, y eso si todo va bien y no requieren del fin de semana para rematar la faena. Entretanto, la relación con sus padres y familiares, está condicionada por el cumplimiento de esa tarea, so pena de convertir a los hijos en la figura del «vago, mal estudiante» correspondiente de sus aulas.
Por otro lado, la falta de empatía y de habilidades emocionales de los pequeños con otros compañeros, se sustenta en la poca relación tutelada que los niños tienen con sus iguales desde el seno de la familia, y ésta a su vez está condicionada por la falta de tiempo para compartir con los vecinos, los familiares, los amigos, mientras la tarea o los deberes están «en trámite»…Justo a la edad en que toda esa riqueza de experiencias se constituye en la esencia de lo que esos alumnos llegarán a desarrollar por sí mismos en las relaciones personales que habrán de iniciar a partir de la adolescencia…
En futuros posts me extenderé más sobre este asunto y sobre las soluciones que propongo. De momento, vaya por delante mi total acuerdo con lo expresado en el artículo que citaré aquí mismo:
Francesco Tonucci: «Los deberes son una equivocación pedagógica y un abuso».
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