El título de la entrada se me hace difícil de elegir. Es para mí un hecho constatado hace muchos años en carne propia y en cuantas personas me rodean el fenómeno de los daños y molestias en la salud que tienen su origen en un conflicto psicológico no conocido por el sujeto, y por tanto no resuelto.
Podría parecer que este tema no encaja en un blog que se preocupa básicamente de los problemas del sistema educativo, de los resultados de rendimiento académico, de las destrezas para la competencia intelectual que no se ejercitan como se debiera en este sistema escolar que padecemos. Pero sin embargo, seguramente será más fácil encajar esta preocupación por el conocimiento y prevención de los daños en la salud si la vinculamos al objetivo de una correcta educación emocional, y ésta sí es admitida por una gran parte de la población como una tarea que se debiera asumir en la escuela, claro está, en armonía con la familia y el contexto social.
Si a mí me ha parecido conveniente tratar aquí este asunto, es porque se produce, como todos sabemos, un aprendizaje inconsciente de los modos de abordar o interpretar la vida y el sentido que tiene para cada persona, por imitación, pero también de modo inconsciente, por asunción de roles y funciones en la familia, y esto desde bien pronto, desde la infancia.
Naturalmente, si una de las facetas de la inteligencia que Howard Gardner nos descubrió con su teoría, es la «intrapersonal», aquella con la que los individuos se reconocen a sí mismos, se aceptan y se autorregulan, con vistas a la adaptación a su medio y a un mayor acercamiento a la satisfacción personal, este conocimiento de uno mismo, esta inteligencia, podrá ser «adiestrada» como las otras (la matemática, la espacial, etc.) para orientar hacia la felicidad social de los individuos.
Pero además, el asunto tiene una plena cabida en un blog dedicado a la educación/enseñanza, porque cualquier conflicto no resuelto en la vida emocional de un alumno repercute de forma muy notable en su rendimiento académico, y no digamos si ese conflicto se convierte, a través de la somatización, en una enfermedad. No olvidemos que el sistema escolar no espera a la recuperación de los «enfermos» o afectados de problemas de salud, porque en el sistema escolar, a semejanza del mundo artístico «el espectáculo debe continuar» aunque se produzcan retrasos o bajas entre sus integrantes…
Por eso me permito traer aquí la entrevista con una científica que ha demostrado con sus estudios la veracidad de esta teoría, y que en resumen formula con esta frase: Los pacientes que tienen trastornos psicosomáticos sufren síntomas físicos de enfermedades que no tienen. Sólo pretendo justificar mi propuesta de incluir en los currículum (del futuro) la educación para la salud. De ahí la elección final del título de la entrada.
Para profundizar un poco más en la idea, dejo el enlace a la información citada.
Origen: Trastornos psicosomáticos: Cuando la mente es la que crea la enfermedad | Ciencia | EL PAÍS